La paz no es lo que queda tras la devastación. No es el paisaje después de la batalla. A eso se le llama Utrech. O Yalta. O incluso Donosti, ahora que su alcalde, Juan Karlos Izaguirre, de Bildu, prepara para octubre un foro de alcaldes de ciudades que se llevan mal con la concordia. El problema es que como ni están las víctimas de ETA, ni se les espera, la conferencia nace coja, es decir, empieza con mal pie.
Puesto que una cosa es la boca y otra las palabras el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, sugiere que es imposible hablar de paz sin condenar el terrorismo, a lo que el alcalde le replica que es un facha. Izaguirre debe de ser de esas personas que cuando te enseña un zulo, el cuarto oscuro de ETA, te dice que es la despensa. Y si no te lo crees, es que estás alineado con la derecha. No hay que olvidar que facha, en lenguaje abertzale, es cualquiera que no confunda el tiro en la nuca con el dolor de cabeza.
Cualquier palabra que salga de esa gentuza,aquella que no siente repulsión por los crímenes de ETA,no tiene la menor validez,amigo Javier.
ResponderEliminarCristo perdona por amor,pero no llama al crimen "efectos colaterales".
Un abrazo.