domingo, 28 de abril de 2013

Hawking y Dios


Al asegurar que la ciencia explica por sí sola la creación del universo Stephen Hawking quiere decir que él es el camino, la verdad y la vida.  El astrofísico inglés, que otorga a la teoría de la relatividad el papel de San Juan Bautista, concluye que el Big bang es el portal de Belén y Dios un conjunto de fórmulas ordenadas de menor a mayor que quedaron en su día en el espacio tiempo para encender el real de la feria: hágase la luz.
Hawking, sin embargo, grita eureka en voz baja porque considera que su apreciación no es definitiva en tanto no sea exacta la fórmula de la teoría de las supercuerdas, que es el Santo Grial de los científicos descreídos, esos que con tal de ningunear la evidencia divina son capaces de otorgar rango de tentempié a la Última Cena. O, peor aún, de asegurar que en ella Jesucristo hizo publicidad subliminar de El Bulli al deconstruir el pan.
Al principio, Stephen creía posible compaginar la acción creadora de Dios con la comprensión científica del cosmos, pero al observar a un planeta orbitar en torno a una estrella fuera de sistema solar dedujo que somos consecuencia de la casualidad en lugar de fruto del amor. Lo que desembocó en su nueva formulación: universo es igual a física más corazonada al cuadrado. O sea, formuló antes que nadie la teoría del todo. Dicho en ateo: después de Hawking, el diluvio. Siempre, claro está, que la lluvia sea de meteoritos.

2 comentarios:

  1. Yo diría que el propio Hawking es una prueba del amor de Dios.Una inteligencia notabilísima en un cuerpo que sobrevive casi milagrosamente.Veo más a Dios en la miseria de los hombres,en la enfermedad,que en el vivir fácil,brillante.
    Si Dios no nos amase,misteriosamente,no tendríamos sentido,amigo Javier. A mí,Dios,me da paz y aliento,quizá porque me siento querido. Y si Hawkind dice que eso es una ilusión,¡bendita ilusión!.
    Un abrazo en este bello día lluvioso.

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  2. Aquí no es lluvioso, pero seguro que es bello ¿qué otra cosa puede ser un domingo? Un abrazo.

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