miércoles, 24 de abril de 2013

Deconstruir el Credo

Los que en la mili no éramos caballeros legionarios podíamos ser damiselas en apuros, pero al ponernos nota en materia de valor la oficialidad optaba por el aprobado general, si bien con un cinco raspado, como acreditaba la apostilla se le supone, sintagma que nos dejaba a medio camino entre el gallo de pelea y del Morón. Lo que evidencia que los furrieles tenían claro que en los soldados de infantería de reemplazo el ardor guerrero no pasaba de acaloramiento bélico.  
Al católico de hoy también se le supone la fe, aunque, por el modo en que la esconde, tan en grado de posibilidad como el coraje de los reclutas. De eso se aprovecha el laicismo, que se frota las manos por el alejamiento de parte de los creyentes respecto a la doctrina, que es lo que sucede cuando se otorga al dolor de los pecados categoría de rasguño espiritual. Se empieza por no ir a misa y se termina por deconstruir el Credo.
Pero yo que el ateísmo no me reiría tanto porque ser católico es como nadar, sólo que en el mar Rojo, ya que nunca se olvida. Aunque parezca lo contrario, los no practicantes no son laicistas en potencia, sino almas en barbecho con Dios en las lindes.

2 comentarios:

  1. Me gusta el título de tu artículo,amigo Javier. El Credo,como la tortilla de patatas(salvando la inmensa diferencia que creo comprendes)me gusta mascarla,sintiendo el huevo,la cebolla y la misma patata entre mis dientes,saboreando esa deliciosa comida.
    Para deconstruido,ya tomé papillas en mi infancia,no tan elaboradas como las actuales,más recias incluso.
    Y en cuanto a nadar,¡qué le van a enseñar estos a un cartagenero,nacido junto a la iglesia Catedral de Sta.Maª la Vieja,residencia primitiva de los padres(el duque Severiano y su esposa)de los cuatro santos cartageneros(S.Isidoro,S.Leandro,S.Fulgencio y Sta. Florentina).
    Un abrazo y buen día,amigo Javier.

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  2. Es imposible deconstruir el Credo. Esa es su fortaleza. Un abrazo.

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