viernes, 5 de abril de 2013

Cultura y fe

Al igual que crío y charco son términos complementarios, la cultura también chapotea felizmente en la fe, como demuestra la deslumbrante exposición Españoles en Italia que se muestra en la galería de los Uffizi, que incluye la Sagrada Familia, de Manchuca, y la Virgen con Niño, de Siloé, ante las que dan ganas de entonar cielito lindo.
Otros artistas, por el contrario, utilizan las malas artes con Dios para cobrar fama. Y no de santidad. So pretexto de epatar a la burguesía lo que busca es sacarle los cuartos con piezas blafemas. Al fin y al cabo un burgués no es más que un hombre con el bolsillo lleno parado ante un escaparate. Una presa fácil.
Lo que explica que, en vez de Gaudí, sea su coetáneo Duchamp el elegido como el autor de la obra más influyente del arte contemporáneo: su urinario. Esto revela que el papel del artista en la civilización occidental es higiénico, de usar y tirar, y aclara que la distancia entre el arte sacro y el laico es equivalente a la que media entre los dientes de leche y el escorbuto.

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