lunes, 31 de diciembre de 2012

Trabajo sucio, trabajo basura


La muletilla de que la derecha permite a la izquierda imponer su modelo de sociedad porque no se siente cómoda en el debate de las ideas cojea por la línea argumental. La permisividad no se deriva de la incomodidad sino de la coincidencia. Si, por ejemplo, los gobiernos conservadores mantienen la ley del aborto no es tanto para evitar que se les eche encima la opinión pública como porque consideran una postura civilizada dejar al bebé sin posición fetal.
El mantenimiento de esta ley contra natura retrata al natural a la clase política dominante y revela de paso la complementariedad de los opuestos. No es nada nuevo, tradicionalmente, la izquierda teoriza sobre el progreso mal entendido y la derecha, mejor dotada para las cuentas, lo lleva cabo. La izquierda desarrolla las normas y la derecha las ejecuta. De lo que se deduce que ambas se necesitan porque ambas pretenden un modelo de ciudadano que, por carecer de valores, sea fácil de comprar.
Como en política las diferencias se combaten con reales decretos y aquí no se deroga nada cuando cambian los gobiernos es fácil deducir que, puesto que los dos dejan la casa sin barrer, en el reparto de papeles unos hacen el trabajo sucio y otros el trabajo basura. Lo que aclara el motivo por el que izquierda y derecha comparten el modo de acabar con la vida a través de la interrupción vitalicia del embarazo. En cuanto al matrimonio homosexual, la Iglesia es la única que en este asunto no se casa con nadie.

2 comentarios:

  1. Ya sabes,amigo Javier,en la ley de Mahoma,tan m...es el que da como el que toma...
    Buen fin de año y mejor comienzo del otro que nos queda por construir.
    Un abrazo.

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