domingo, 16 de diciembre de 2012

Roma y Gomorra

Que, excepto la de los cementerios, la eutanasia pone en peligro la paz es una verdad como un templo, símil arquitectónico que refleja la procedencia vaticana del que realiza este aserto, Benedicto XVI, quien mete en el mismo saco al aborto y también al matrimonio homosexual. Dicho al eufemístico modo, la muerte digna es aberración intravenosa, la interrupción voluntaria del embarazo ocasiona daños a terceros y el sí quiero monocolor de los abanderados del arco iris infringe la ley natural por mucho que tenga a la ley de su parte.
No se trata de contraponer el cielito lindo al territorio comanche, pero está claro que la Iglesia y el mundo laicista recorren el mismo camino con diferente paso. No van de la mano, aunque nadie la tiende tanto como Roma y nadie la muerde tanto como Gomorra. Debe ser cosa del gen de la misión: si el clero no portara un mensaje de salvación tanto le daría que a los enfermos terminales la cicuta se la pagara la seguridad social, que los fetos no pasaran a mejor vida y que el amor libre se produjera en cadena.
Los defensores del todo vale defienden al respecto que una unión entre dos personas maduras y en sus cabales debe llamarse matrimonio con independencia de su sexo. Ignoran tal vez que abrir el abanico para mandar a tomar viento a la institución da oxígeno a nuevas formas de relación. La argumentación posibilita, por ejemplo, que, siempre que sean mayores de edad, una madre y una hija, o un padre y un hijo, o una madre y un hijo, o un padre y una hija, que se deseen contraigan nupcias ante notario. Es lo que tiene rehusar la herencia del Nuevo Testamento.

2 comentarios:

  1. Como profesional de la Sanidad con casi 40 años de ejercicio profesional a la espalda te diré que las personas no quieren morir,sino dejar de sufrir. Lo otro,nazismo con corbata,Javier.

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  2. O con pañuelo palestino. Un abrazo.

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