domingo, 9 de diciembre de 2012

El quinto, el primero, el último

La revista Forbes asigna al Papa el quinto puesto entre las personas más poderosas del mundo. La primera es Obama, al que siguen Merkel,  Putin y Bill Gates. O sea, que en el ecléctico quinteto, además del representante de la Blanca Paloma, anidan un próspero descendiente de esclavos subsaharianos, una dama de hierro que tiene fundida a la zona euro, un zar de la madre Rusia sin Gorki que le tosa y un empresario que en su garaje, en lugar de trucar un velocípedo del XIX, ideó el sistema operativo del siglo.
Para elaborar su lista, Forbes tiene en cuenta una serie de criterios económicos, sociales y políticos que, pasados por la batidora de la superficialidad, da lo que da. Sólo así se entiende que el sucesor de Pedro esté situado cuatro puestos detrás del sucesor de Bush. O que un déspota que envía heraldos negros a Chechenia esté dos por delante de quien  confraterniza con el que envío a San Gabriel a Nazaret.
Pero bueno, no pasa nada. A los católicos nos enseñan que el que quiera ser el primero tiene que ser el último. El mismo Jesucristo propone al invitado a un banquete que no se siente en el palco por si el anfitrión le envía al gallinero. Así que Benedicto XVI no va a poner ningún reparo a su puesto en el escalafón de los poderosos. Si acaso, pedirá que le pongan en último lugar. No hay que escandalizarse. La lógica cristiana de la humildad explica que quienes laten al ritmo del Sagrado Corazón de Jesús nunca saquen pecho.

2 comentarios:

  1. La verdad es que al cristiano lo del puesto nos deja ligeramente fríos,vamos,que ni chicha ni limoná porque para listas,la de la genealogía del Señor en el Evangelio o la lista de los Patriarcas bíblicos.
    Buen 2º Domingo de Adviento,Javier.

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  2. La genealogía del resto no es tan buena. Seguro. Un abrazo.

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