viernes, 21 de diciembre de 2012

Nuevos seminaristas


El hecho de que el que recuperó a Lázaro para el camino sepa de qué pie cojea cada uno de sus hijos pródigos explica la presencia de antiguos agnósticos, tullidos del alma, en la senda de la buena nueva, a los que en lugar de dejarlos caer les proporciona el Evangelio por muleta. Con San Lucas como apoyo logístico los descarriados no sólo retornan al redil sino que además estudian teología, materia que da sentido a sus vidas desde que pisan el seminario porque les permite sustituir el silencio del mundo por el Dios dirá.
Habrá quienes les consideren activos tóxicos, pero son justo lo contrario. La conversión es al catolicismo lo que el acceso a la universidad para mayores de 25 años al sistema educativo. Más que nada porque los que dan el paso lo tienen claro. Tanto como los jóvenes procedentes de hogares rotos alistados al sacerdocio, cuya presencia significa la victoria de la gran familia sobre la desestructurada. O lo que es lo mismo, de la oración sobre el caos, ya que para liberarse de los años que vivieron peligrosamente abrazan la liturgia de las horas.
La nueva hornada de seminaristas incluye también a universitarios, procedentes en su mayoría de carreras de letras, lo que resulta lógico si se tiene en cuenta que Dios les invita a una vida literaria con prólogo en el seminario, nudo en el púlpito y el perdón por desenlace. Nada que ver con la existencia sórdida que muchos dejan atrás. La vocación les permite virar desde el realismo sucio a la novela pastoril.

4 comentarios:

  1. Javier, me encantan tus artículos, llenos de ingenio. Por cierto, como El apátrida, tú novela, que me he descargado de Amazón. Os invito a que la leáis, no deja títere con cabeza.
    http://www.amazon.es/El-ap%C3%A1trida-ebook/dp/B00AQ3CVEE/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1356029796&sr=8-2

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    1. Gracias Juan, por tu comentario. Me alegra que te haya gustado la novela. Un abrazo.

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  2. Descubrir al Señor es como encontrar-se con una estupenda botella de vino,quizá en una alacena,o en un baúl,o detrás de la puerta,coger una copa limpia,sentarse y descorchar esa botella para saborearla poco a poco,gozando del caldo y de la panorámica de la vida.
    Un abrazo y buen día de la lotería...del alma,Javier.

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  3. Soy abstemio, así que comparto lo que dices pero donde tu pones vino pongo yo café. Buen día.

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