martes, 18 de diciembre de 2012

Progresía y obra social


Cada vez que un progresista se ufana en mi presencia de serlo le pregunto por la magnitud de su obra social directa. La que sale de su bolsillo. Como quiera que el ejemplar de esta especie nada ejemplar se queda sistemáticamente en silencio interpreto que no ha comprendido de qué le hablo. De manera que se lo pongo más fácil: ¿Cuántos niños del tercer mundo apadrina?, ¿a cuántos proletarios auxilia? ¿qué cantidad de su dinero entrega para la causa Palestina? Créanme si les digo que no hay nada más elocuente que la callada por respuesta.
Desconozco si el periodista Juan Arias, ex corresponsal de El País en El Vaticano, es uno de ellos o por el contrario gasta sus ahorros en atender a los parias de la tierra, pero en asuntos de Iglesia cumple religiosamente con lo que se espera de un intelectual de progreso al tratar con palo malo y mano dura a la jerarquía eclesial. En concreto a su cabeza, el Papa, a quien aconseja que, además de bendecir a los internautas, acomode sus mensajes de twitter a lo que el pueblo espera de él.  Siempre que se dé por supuesto que el pueblo piensa como Arias, por supuesto.
El reportero propone en concreto a Benedicto XVI anunciar por la red, entre otras cosas, que abandona la jefatura de Estado, que los sacerdotes no cobrarán por celebrar bodas, que rechaza el coche blindado y que convertirá los palacios vaticanos en instituciones benéficas. Hombre, Arias, podías predicar con el ejemplo. Te propongo que, salvo que lo hagas altruistamente, dejes de colaborar con tu periódico, que circules en bicicleta y, sobre todo, que abras tu domicilio particular a los pobres. Recuerda que si no les ofreces tu casa no serás más que un progresista de salón.

2 comentarios:

  1. Misericordia quiero y no sacrificios(póngase ahí palabras huecas y nos entendemos todos,Javier)...Un abrazo.

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  2. La misericordia no la llevan al día. Un abrazo.

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