sábado, 15 de junio de 2013

Beatriz y Mariana Pineda

Para el laicismo Beatriz es Mariana Pineda con ocho faltas. Para el resto, la joven, embarazada de un niño sin cerebro, no es la libertad guiando al pueblo, sino una pobre mujer salvadoreña utilizada como bandera por el progresismo, que grita ostras Pedrín mientras se frota las manos porque la ley anti aborto de ese país le ha venido de perlas.
Las crónicas periodísticas sugieren que en El Salvador la violencia juvenil es rugby con navaja, deporte nacional. A falta de otros, las maras, a punto de ser declaradas patrimonio intangible de la humanidad, constituyen un atractivo turístico para los amantes de las emociones fuertes, como El Torete, que aunque aquí es modelo de delincuentes allí pasaría por un joven aplicado, un poco golfo, pero casi casi el yerno perfecto.
Contra esta situación no se levanta el armas la progresía, que tiene en Beatriz la excusa perfecta para amparar el aborto en todos los supuestos. Su mala idea les lleva a considerar descerebrado a un feto sin cerebro. Siguen sin entender nada: cuando Jesús pidió a los apóstoles que dejaran que se le acercaran los niños no excluyó a los que tenían un coeficiente intelectual inferior a cien.

1 comentario:

  1. Beatriz me ha hecho pedir por ella y por su hijo,sin cerebro,pero con alma,concebido como cualquier otro niño,vida sagrada.
    Pedí por ellos y sentí pena por los que hacen pan y circo de la vida humana,amigo Javier.
    La única y verdadera liberación es la que da el amor y la caridad,aunque eso suscite risas...
    Un abrazo.

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