domingo, 23 de junio de 2013

Burla a los católicos

A veces en  los montes se pare una idea en lugar de un ratón. A mí me pasa a menudo mientras corro por la sierra de Albacete. Ayer, por ejemplo, entre zancada y zancada caí en la cuenta de que en la presentación el viernes del libro Soy católico en Riópar el público me tomó por una especie de versión a cara descubierta del guerrero del antifaz. Lo que, aunque no se corresponde con la realidad, me honra. Tanto más cuanto que para el laicismo sólo soy Roberto Alcázar con menos gomina.
Para mi nueva vida me viene muy bien provenir ideológicamente de Alemania Oriental. En la Stasi laicista se aprende a jugar sucio antes que a hablar. Eso ayuda mucho a la hora de interpretar las estrategias que se utilizan para minar la moral de los católicos desde ese nuevo muro de Berlín que es la burla permanente, la alambrada de espino con risas en off con que intentan acorralar a los creyentes.
No hay que desdeñar la fuerza expansiva de la burla, el cartucho de perdigones que persigue al débil, pero tampoco asustarse por ella. Mientras corría me vino también a la cabeza la segunda carta de San Pablo a los corintios. Mi fuerza es mi debilidad, que es Jesús, que es Dios. Y si Dios conmigo ¿quién contra mí? ¿El laicismo? Ese es poco gallo para fastidiarme la misa.

1 comentario:

  1. Hoy,al salir de Misa en Canfranc,un vecino,con varios ictus sobre su cuerpo,bajaba dificultosamente las escaleras de piedra diseñadas por Miguel Fisac como acceso a la iglesia,le he dicho:le llevo,Matías,suba al coche...
    Eso me ha dado respuesta a la pregunta de Jesús:¿Y vosotros,quién decís que soy yo?. El Señor. Sí,el Señor en la figura del prójimo.Lo demás,tal como señalas,se rían o no,da igual. Un abrazo,Javier.

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