viernes, 7 de junio de 2013

El pan de los pobres

El eructo es el gesto prepotente de los ciudadanos de países en vías de desarrollo que han pasado del hambre a la desgana. Los nativos de las naciones avanzadas están ahora en la elegante fase de mantener bajo arresto a los jugos gástricos, en tanto que los aborígenes del tercer mundo desconocen la relación entre la digestión y el butano. Es tanto el desequilibrio alimentario que el Papa Francisco ha advertido de que tirar alimentos a la basura es una forma de atentar contra el séptimo.
El pan que acaba en el contenedor se roba a la boca del pobre, advierte el Sumo Pontífice, quien contrapone la cultura de la solidaridad a la cultura del desperdicio, que, aunque lo parezca, no es cosa de hoy, sino de siempre, como acredita la parábola del mendigo al que los perros le lamían las llagas ante la mansión del potentado que agasajaba a los invitados con lubina de la época.
Para ilustrar su denuncia el vicario de Pedro no recurre a una parábola, sino a un milagro, el de la multiplicación de los panes y los peces. Tal vez porque los milagros no necesitan interpretación. Son la presencia física de Dios en el hombre, el modo en que se hace tangible. En el citado por el Papa, Jesús conjuga aritmética y caridad, que es lo que pide Francisco al vincular al yogur caducado con la vida eterna.

2 comentarios:

  1. Ayer,la asociación "Jóvenes de S.José"que distribuyen alimentos a los más desheredados de Barcelona,explicaron las amenazas del ayuntamiento de dicha ciudad si seguían haciéndolo...
    Es decir,la pobreza estorba,pero es mejor derrochar el dinero en humos nacionalistas que en combatirla con caridad...
    Un abrazo,Javier.

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  2. El Ayuntamiento le amenaza porque sabe que Dios no se limita a quitar el hambre. Un abrazo.

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