lunes, 3 de junio de 2013

Los niños, Lourdes y el Papa

El Papa ha recibido a 22 niños enfermos de cáncer que han recalado en El Vaticano tras tararear en la gruta de la santa la canción de Bernadette, que no es, diga lo que diga el laicismo, la versión francesa de vamos a contar mentiras, sino la adaptación libre de venid y vamos todos con flores a María. 
El laicismo, la zona oscura, intenta arrancar al hombre de la trascendencia, atraerlo con engaños, con la vieja táctica del tipo de los caramelos en la puerta del colegio. Y el hombre cae en la trampa, pero no el niño, porque el niño sabe bien -lo estudió en Blancanieves- que no hay que morder según qué manzanas. 
Ante esto el laicismo no tiene alternativa. Por lo general, contraprograma, pero frente a Lourdes ¿qué contrapone? ¿Un viaje de la chiquillería a La Habana? Marx tendrá otra idea, pero el laicismo no alcanza siquiera categoría de metadona del pueblo por su limitado efecto placebo. En cambio, el de Jesús es eterno. Con la ventaja de que quien lo busca, lo encuentra. Siempre. También en Lourdes. Dios no juega al escondite con críos que necesitan un milagro.  

2 comentarios:

  1. Estuve en Lourdes hace ya unos cuatro años. Allí pude sentir esperanza,dolor,fe,paz...Y al pasar por la Gruta,sólo me atreví a pedirle a la Virgen fuerzas para continuar.
    Que nos dejen en paz con nuestra fe,amigo Javier.

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  2. La fe es salud, amigo. Un abrazo.

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