miércoles, 15 de mayo de 2013

No tan santa

Que el entierro de la sardina se parezca al Santo Sepulcro lo que La Raspa al Réquiem de Mozart explica la crítica del cardenal Ravasi, presidente de consejo pontificio para la cultura, a la celebración en México de la santa muerte, que el prelado define como blasfema, calificativo idóneo para una tradición que santifica a la zona oscura sin exigirle siquiera que acredite virtudes heroicas.
Porque no las tiene. A la muerte no es posible ni siquiera atribuirle la virtud de la paciencia, ya que, en contra lo que se cree, no espera, ronda. En realidad, siempre va con prisas. No se sienta en la puerta a ver pasar el cadáver de su enemigo, el hombre, sino que sale a su encuentro para agilizar los trámites de extradición.
De manera que puesto que la Resurrección no es su íntima amiga, El Vaticano, tutor de Lázaro, hace bien en pedir a los mexicanos que dejen de dar culto al cuerpo presente y se centren en la vida eterna, cuya legítima representante de Jalisco para abajo es la madre Lupita, recién canonizada, cuyos huesos si que son de santo.

2 comentarios:

  1. Confundir ciertas tradiciones con la doctrina del Evangelio es atribuir al TBO virtudes de Enciclopedia,por muy enraizadas que estén en la vida del pueblo.No pasa de ser un sincretismo religioso que es conveniente explicar para que,si las personas deciden seguir al Señor,lo hagan sin máscaras,alcohol o juergas.
    La vida cristiana es,indudablemente,otra cosa.
    Un abrazo,Javier.

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  2. Otra cosa mucho más alegre. Un abrazo.

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