sábado, 25 de mayo de 2013

Chuparse el dedo

Al igual que los hombres siempre piensan en lo único, el laicismo radical es también de ideas fijas. Tienen menos que ver con el tálamo que con el sagrario, pero el objetivo es el mismo: darse el gustazo. En su caso, el de atacar a la Iglesia, aunque no haya relación alguna entre la cama redonda y la Sábana Santa.
El bombardeo es de tal calibre que a determinados católicos no les llega la camisa al cuello, otros tienen el miedo en el cuerpo y los terceros callan por no pecar, verbo cuya versión laica significa contravenir las leyes progresistas. Esto es así, aunque el laicismo  relacione las criticas con el mayo del 68 al decir que son imaginaciones nuestras.
Ya. No es por contradecir a la psiquiatría, pero a según qué edades chuparse el dedo tiene más que ver con la ingenuidad que con el trauma infantil. Nos llaman paranoicos, pero está claro que cuando el escrache ante la casa de Dios es permanente las ganas de echar a correr no se derivan de la manía persecutoria.

2 comentarios:

  1. Frente a este tema siempre pongo el mismo ejemplo:
    De los dos jesuitas de La Misión hago un compendió. Un poco del personaje orante interpretado por Jeremy Iron y un bastante del personaje interpretado por Robert de Niro.
    Es decir,orar y defendernos.
    Ser mártir es una elección,no una decisión de los agresores.
    Un abrazo,Javier.

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  2. Claro. Además, el laicismo no quiere mártires, sino perdedores. Buen día.

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