jueves, 1 de noviembre de 2012

De la muerte efímera a la vida eterna


Si el ciprés es al reino vegetal lo que la alta costura al mundo de la moda, al chaparro habría que equipararlo con el hilo dental. Sin embargo, es el primero el que arrastra mala fama, derivada de su proximidad a lo que unos llaman humus y otros llamamos alma. Hoy que toca camposanto es bueno recordar que la muerte es efímera y la vida eterna. Puede que para quienes no creen en la resurrección de la carne el fin del trayecto sea un apaga y vámonos al grito de católico el último, pero para los que sabemos que al principio fue el Verbo es luz de retorno: polvo eres y en polvo te convertirás.
En cierta manera resulta comprensible que quienes adoran ídolos con pies de barro eviten ir de la mano con la religión que les define de tal modo, ya que como consideran que el miércoles de ceniza no es nada del otro jueves convierten su vida en un fin de semana largo. El problema es que cuando la fiesta se acabe tendrán que pagar los platos rotos.
Y no lo digo porque el que inventó el perdón le vaya a pedir fianza en la vista previa del Juicio Final, para el que, por cierto, estamos preparados los que tenemos a Jesucristo como abogado de oficio. Si la Parusía no causa pavor en el católico es por la adhesión al temor de Dios. No es por meterles miedo, pero otros tendrán que preparar con menos argumentos su defensa. Dudo que esta gente tenga coartada, pero cara sí tiene. Capaz es, so pretexto de que el que instruye no debe presidir la sala, de pedir la recusación del juez único.  

2 comentarios:

  1. Como profesional de la Sanidad he acompañado a morir a muchas personas porque el hombre teme la soledad de la muerte,no a la muerte en sí,que llega,la esperes o no.Los católicos,que sabemos somos iguales en todo a los demás menos en la Esperanza que,como don recibimos por la fe,nos ponemos en manos de Dios en ese trance.
    Como paciente he vivido trances graves,cercanos a la muerte,en soledad o acompañado:no me ha faltado la ayuda del Señor en forma de consolación. Ese es mi testimonio.
    Un abrazo.

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  2. Con Dios cerca, todo es más fácil. Un abrazo.

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