sábado, 24 de noviembre de 2012

Almas de cántaro contra el espíritu de la Navidad


El Adviento que lleva a Belén acredita en la fase previa del Nacimiento la sustancia católica de España. Ninguna fiesta mundana llega precedida de cuatro semanas de zambomba, polvorón y mariposas en el estómago. No hay sindicalista que compre alborozado un surtido de hoces para regalar en la víspera del Día del Trabajo ni demócrata equilátero adicto al artículo 14 que en el Día de la Constitución se pague un café para todos.
La esperanza de vida de tan señaladas fechas es de una jornada. Nada que ver con el mes largo que transcurre desde la primera pandereta hasta la cabalgata final. Aún así, hay partidos políticos que piden cambiar la denominación de las fiestas y asociaciones laicas que animan a no celebrarlas. Con lo que quedan claras dos cosas: que no se enteran y que en el sector alma de cántaro de la sociedad española no anida el espíritu de la Navidad.
Quienes buscan eliminar el carácter religioso del 25 de diciembre merecen sobredosis de fun, fun, fun. No estaría de más organizar ante sus domicilios un festival infantil de aguinaldos con los chicos del coro de teloneros de lujo. Les vendrían bien los cánticos, aunque seguro que prefieren otro tipo de música menos celestial. Ellos se lo pierden: ningún solo de batería está a la altura de El Tamborilero.

2 comentarios:

  1. Y además,se pierden el Adviento,ad-venitum,lo que va a venir,lo que llega,que es Él que llega...
    ¡Están tontos o se lo hacen,Javier!.
    Un abrazo.

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  2. Diciembre sin Navidad sería un mes sin aliciente. Un abrazo.

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