domingo, 4 de noviembre de 2012

Cebrián y la perfidia

A Juan Luis Cebrián le habría gustado que el día del asedio de Covadonga hubiera estado de guardia Don Rodrigo para que se repitiera el resultado de Guadalete, cinco a cero para el equipo visitante, pero como estaba Don Pelayo no llegó la sangre cristiana al río. Mala suerte para el académico. Lo digo porque el consejero delegado de Prisa denominó en su día a la Reconquista como pérfida, un adjetivo que aquí se legan unos poderosos a otros. Ya lo utilizó en los 50 un preboste del invicto para calificar a la descalificada Albión tras el gol de Zarra que vengó la afrenta de La Invencible.
Cebrían, buen elemento, es el timonel de las naves mediáticas que con mala fe luchan contra la catolicidad en España, país que él debe de llamar Al Andalus en la intimidad, ya que, mirándole bien, tiene algo de musulmán: lleva la barba de serie, gasta perfil moruno y, por su carácter, se nota que es el hombre de la casa. En cuanto al fondo, evita pedir que se aplique la ley islámica, pero ataca la raíz de la única civilización que permite utilizar contra ella la libertad de expresión sin convertir al crítico ni en preso de conciencia ni en esclavo de sus palabras.
Puesto que la gesta que se inició en Asturias no es de su agrado es de suponer que tampoco brinde con sidra por el resultado de la más alta ocasión que vieron los siglos, aquella en la que en el recuento de bajas se incluye el antebrazo de Cervantes. Capaz es incluso de burlarse en un congreso sobre Lepanto patrocinado por la Iglesia del bando que escogió el ilustre manco. Lo que revela que este hombre tiene menos tacto que la Venus de Milo.

2 comentarios:

  1. No hay peor manzana que la pudridora del cesto,Javier.Los resentimientos de estos progres de salón ni el mismo Freud sabría aclararlos.Él engorda mientras los empleados de su periódico enflaquecen,pero allá él.
    En cuanto a barba o aspecto,un servidor se encontró en un periódico a un rabino de los que recogen los restos humanos de atentados que era mi clon o yo el de él...y estoy orgulloso de ello.
    Un abrazo.

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  2. La Reconquista explica en cierto modo lo que somos. Para mí es importante tener en cuenta el lugar del que vengo. Un abrazo.

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