Perdón con segundas

Un grupo de militantes del PSOE ha difundido un vídeo a través de las redes sociales en el que pide perdón por la gestión de Zapatero. La intención sería buena si no fuera porque va con segundas. El mea culpa que entona no lleva aparejado dolor de los pecados, de manera que la petición vincula el propósito de enmienda al de retornar al poder. En otras palabras, si admiten que no se portaron bien es sólo para frenar la sangría de votos que sufre su partido desde que el muchachito de Valladolid afincado en León convirtió a la nueva España en Castilla la Vieja.
Puesto que con el socialismo hemos topado, amigo Sancho, en el catálogo de errores por los que la militancia solicita disculpas no podía faltar la inclusión de un lamento anticlerical. Se arrepiente en concreto de haber mantenido las ayudas públicas a la Iglesia. Pura estrategia: equiparar el sostenimiento del clero con el amamantamiento de la burbuja es una modo sibilino de responsabilizar parcialmente de la ruina inmobiliaria a la casa del Padre.
En vez de buscar un chivo expiatorio en el rebaño del Cordero de Dios, esta formación, oveja descarriada de la política nacional, debería pedir perdón por haber quitado la alegría a medio país y la esperanza a la otra mitad. Tanto es así que después del gobierno de Rodríguez ha cambiado para siempre la definición del que piensa en positivo. Tras Zapatero, optimista no es el que ve la botella medio llena, sino el que se ha bebido lo que le falta.