sábado, 3 de noviembre de 2012

Dios y la ideología

Si alguien hizo el bien sin mirar a quién fue el que devolvió la vista al ciego sin cobrarle, no ya un ojo de la cara, sino ni siquiera una caída de pestañas. Gratis total. La tarifa plana del Mesías abarcaba otros ámbitos de la salud además del oftalmológico. Dice mucho de él que no pidiera nada a cambio de lograr que hablara un mudo. También se hicieron lenguas sus coetáneos por el modo en que aplicó la cuaresma a la lepra, que a su paso dejaba de comer carne. Todo esto no convirtió a Jesucristo en la primera ONG facultativa, pero si marcó una pauta imposible de superar por la caridad farmacológica posterior. Tanto es así que Médicos sin fronteras, a su lado, no pasa de consultorio de pueblo.
Por si fuera poco, casi siempre se sentó en la mesa con los perdedores en lugar de tapear con el poder, que puesto que lo quería crucificado no compartió encantado sus viandas con el que ponía el pan y el vino. Además, no fomentó el consumismo, como demuestra que propusiera a sus discípulos que no llevaran siquiera una túnica de repuesto cuando ejercían de viajantes de la Buena Nueva.
También le define que no quería chulos a su alrededor: el día en que la plebe quiso darle la pedrea a una prostituta pidió a los francotiradores examen de conciencia previo a la lapidación con tal tino que los cantos rodados se quedaran en el bombo. Escribo todo esto porque no sé de dónde ha salido la idea de que Dios es de derechas.

4 comentarios:

  1. El Señor tenía tanto que dar,y gratis,que la fuerza salía de él,escapándose. A nosotros nos cuesta,no ya que se nos escape algo,sino abrir el bolsillo,pero bueno,se va intentando...
    Un abrazo.

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  2. Hay un idea intencionadamente distorsionada de Dios. Coincido contigo. Todo la da gratis. Y nosotros damos poco. Un abrazo.

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  3. He llegado hasta este blog recomendado por el padre Tomás de la Torre de Infocatólica. El bueno de don Tomás se equivoca cuando describe tu estilo como barroco. Tiene un problema con la definición de los conceptos. Lo que él llama barroco, yo digo que es denso, escritura rápida, metáfora original y símil luminoso. Es un placer leerte y contar con un escritor católico entre los que se fajan cada día en el cuadrílatero de Internet, donde siempre hay un público crítico y lanzador de huevos dispuesto a lincharte.

    Mucho ánimo

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  4. Un millón de gracias, Saulo. Me alegra que te guste el blog. Siempre estimula saber que no disparas al aire. Un abrazo.

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