lunes, 19 de noviembre de 2012

La aguja hipodérmica del católico practicante


La imagen del católico bipolar que ruega al Altísimo mientras usa el mazo es una alucinación laica fruto de la manía persecutoria de parte de la sociedad que pretende convertir en verdugo a la víctima propiciatoria. Cualquier psiquiatra con buen fondo le diría que la violencia no es propia de la personalidad divina de la Sagrada Forma. Sin embargo, son legión con la cabra los que denuncian embestidas de los pastores del Cordero de Dios.
La laicidad acusa al católico practicante de llevar siempre preparada la aguja hipodérmica para inocular el virus de la intransigencia en el cuerpo de un mundo por el que, en su equivocada opinión, caminan extremistas sacramentales expertos en bautismo de fuego que, adictos a la extremaunción, son capaces hasta de matar a las horas para acelerar así el fin de los tiempos.
Nada más erróneo. La violencia es un signo de inmadurez que choca con la esencia mental del catolicismo, doctrina que considera preceptivo tener uso de razón para acceder, a través de la oblea, a la fe vitaminada, que, por el vigor que proporciona, es el alimento de la eterna juventud espiritual. Y ahí, en el engorde del alma para no flaquear ante los ataques, radica el problema de percepción. Los laicos creen que los católicos han cambiado la táctica de poner la otra mejilla por la estrategia de comer a dos carrillos.

2 comentarios:

  1. ¡Ay,si yo te contase,Javier!.Tengo un familiar metida en la secta mormona hace muchos años ya. Inmadura,llena de humo la cabeza,vacío en corazón,dañina,estúpida,mala trabajadora.No atiende a razones,derrochadora,dilapidadora del dinero de su madre(la anciana que te refería el otro día).Le hemos puesto coto su hermana y yo,su padrino en el catolicismo porque,aunque odia a todos,incluida ella misma,nosotros sólo deseamos que madure y salga adelante(tiene 48 años,es decir,de niñita,nada)
    Los cristianos de verdad,o los que lo intentamos,solemos dar gracias a Dios cada mañana por vivir e intentamos vivir y dejar vivir al resto en nombre del Señor. Simple y sencillo...
    Un abrazo.

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  2. Simple y sencillo, sí, pero también complejo porque a muchos no les gusta la sencillez. Un abrazo.

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