miércoles, 3 de julio de 2013

La carta de Kirchner

De mezclar el tango de las madres locas con el informe Sábato sale una hermosa canción protesta, pero de combinar párrafos populistas con campechanería estilística lo que sale es la primera carta de la presidenta argentina al Papa, una afrenta a la sintaxis en la que doña Cristina, que no es de misa diaria, otorga literalmente al bla, bla, bla el papel de segunda lectura.
Los medios de comunicación califican la carta de absurda, pero por Adolfo Domínguez sabemos que la arruga es bella, de modo que cada uno se viste como le place, habla como puede y escribe como le da la gana. Es decir, Kirchner se retrata a sabiendas en las cuatro letras que ha enviado al sumo Pontífice. Que es lo normal. No creo que nadie esperara una misiva cargada de teología cuando el remite alude a la casa rosada en vez de al séptimo cielo.
Lo que explica que la presidenta utilice media carta para embestir contra el protocolo, al que hace caso tan a regañadientes que admite que iba más o menos a encabezar la carta con un estimado Francisco. Tal vez le sugirieron que, ya que estaba, le llamara directamente Paco.O Curro, el de los pobres.
La carta, sin embargo, no es galimatías criollo, sino prosa táctica. Sólo hay que fijarse en el modo en que termina. En el plano vial sería comparable a una conductora pasada de copas que clava la maniobra de aparcamiento. Lo demuestra el que la señora Fernández concluya proponiéndole al Papa que tome mate, que es un modo sutil de pedirle que tenga a  Martín Fierro, al alma argentina, en sus oraciones.

2 comentarios:

  1. ¡Donde no hay mata,no hay patata!.Lo suelo repetir porque es una verdad clara,sencilla y humilde.¿He dicho humilde?. Para humildad,la del Papa aguantando a semejante sujeta,amigo Javier.
    Un abrazo.

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  2. A lo mejor al Papa le ha divertido la carta. No te extrañe. Tiene todos los ingredientes. Un abrazo.

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