Dos Papas santos

La progresía considera que la decisión de canonizar a la vez a Juan XXIII y Juan Pablo II es una muestra de astucia del Papa Francisco, que incluye en el mismo paquete a un pontífice sin discusión junto a otro discutido para que de la mezcla de las probadas virtudes del italiano y los supuestos defectos del polaco salga agua tibia, la más indicada para que una mano lave a la otra. De lo que se deduce que para el progresismo el sumo pontífice es un estratega que haría fortuna como agente futbolístico porque obligaría a fichar a Juanito al equipo que se interesara por Gárate.
El error de esta interpretación estriba en considerar que a Dios se la puedes colar, que le puedes enviar un cesto con las manzanas buenas arriba y las podridas abajo sin que lo note el que todo lo ve. El error estriba en aplicar criterios mundanos a las cosas de Dios. Con la canonización de Juan Pablo II Francisco no intenta darle acceso directo al cielo a alguien que no lo merezca, sino a un Papa que hizo el bien y que cuando miró a quién, Ali Agca, por ejemplo, fue para perdonarlo.