Réplica con sótana

La Conferencia Episcopal ha utilizado su derecho de réplica para salir al paso de un artículo de opinión publicado por el otrora diario independiente de la mañana que la ponía a caer de un burro tanto por ser caballo ganador como por cabalgar mientras le ladran. El articulista mordedor no dejó cliché sin tocar en su relato, sobre todo el que relaciona el sello episcopal con el capital. De haberlo escrito en inglés la síntesis de la traducción sería que mi obispo es rico.
El articulista asegura que la jerarquía eclesial vive a espaldas de la iglesia de los pobres, con lo que sugiere que hay un clero que desayuna angulas mientras el mundo no hace las digestiones pertinentes. O, por decirlo de otra forma, plantea que existe un núcleo duro de prelados que lleva una vida muelle en un entorno de gentes que no tienen donde caerse muertas.
Le falta pedir que las dejen morir en los múltiples inmuebles de la Iglesia que no tributan el IBI, que es otro reproche del opinante. La Conferencia le recuerda que tampoco lo hacen las fundaciones de los partidos políticos ni el resto de instituciones religiosas, lo que omite el crítico, que también cuestiona la equis del impuesto sobre la renta por considerarla letra de cambio a favor del clero, ante lo que la Conferencia le recuerda que nadie está obligado a marcarla. La réplica es imposible de rebatir, pero el periódico no ha rectificado. De lo que se deduce que lleva al extremo su ateísmo al no profesar siquiera la fe de errores.