Matanza ecuménica

Tengo que preguntarle a los partidarios occidentales de Saladino si merece vacuna antirrábica la horda sarracena que al grito de perros cristianos ha diezmado la rehala de trabajadores foráneos que echaba horas en la refinería de gas asaltada por Al Qaeda en Argelia. Como entre los asesinados figura un puñado de japoneses es de suponer que los fundamentalistas o no tienen idea de geografía espiritual o asesinan al ecuménico modo al meter en el mismo saco a la Natividad y al imperio del sol naciente.

El europeo descreído contempla el acribillamiento de cristianos como si el tiroteo no pasara de alboroto y no fuera con él, pero debería de tener en cuenta que los extremistas argelinos no preguntaron a las víctimas sin iban a misa todos los domingos y fiestas de guardar antes de volarles la cabeza. Es lo que tienen de malo las ideas fijas: la obcecación que lleva a unos a matar lleva a otros a mirar con agrado al Pedro Navaja con turbante que tiene intención de pasarlos a cuchillo.

En España abundan quienes jalean al lobo porque creen que devorará a San Francisco sin tener en cuenta que ellos son la presa débil. Como en otros países no encuentran tanta cortesía es de prever que muerda primero al que le da facilidades, aunque a quien tenga ganas Oriente Próximo sea al lejano oeste. En realidad, todo son toques de atención al Pentágono. Incluida la matanza en el Magreb, si bien para convertir el acto en un golpe metafórico a Estados Unidos, cuna de la comida basura, la refinería tendría que haber sido de gas mostaza.