martes, 8 de enero de 2013

Misterio resuelto

El misterio de la Santísima Trinidad lo resuelve el ateísmo en un decir amén Jesús, al que otorga rango de hijo de padre desconocido. Admite la existencia del hombre de Nazaret, por el que siente la simpatía republicana que merece quien para él fue precursor de Durruti, en tanto que niega al Altísimo la paternidad del Mesías. Hay que decir que si consideran uno de los suyos al primogénito del Padrenuestro es para atribuirse la patria potestad.
Los que no creen en lo que no ven catalogan al hijo como el primer rojo documentado porque socorrió a los humildes con más éxito que siglos después lo hizo el bolchevismo. Si fuera por ellos afiliarían a quien es único a la izquierda plural. O al colectivo feminista, dado el buen trato que propició a las mujeres, desde su santa madre a la que le lavó los pies con lágrimas, ese gel con PH nada neutro que producen en serie quienes aman hasta el extremo.
La estrategia de la progresía pasa siempre por pasar sin llamar para coger lo mejor de cada casa. No hace mucho el poeta Luis García Montero aseguraba que su tocayo Rosales, falangista de calle, renegó de la acera política de enfrente. Sin que nadie, ni siquiera el propio interesado, lo advirtiera. Con Jesucristo pasa igual. A los que no comulgan con sus ideas le resulta insoportable que el mayor personaje de la historia no tenga en mente afiliarse al pensamiento dominante.

2 comentarios:

  1. Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César...
    Seguro que ese párrafo evangélico no lo han leído los progretas,que no los izquierdistas de bien,que haberlos ailos,pocos,pero los hay,pobres generalmente. Los otros son rojos de salón,más cercanos a Pilato que a los arameos desarrapados y pobres de solemnidad que eran los escogidos por el Maestro porque "mi carga es ligera y mi yugo es suave"...
    Vamos,que ni entienden ni quieren entender. Un abrazo.

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  2. Tienen claro que sí no estás con ellos no mereces la pena. Y si la mereces es que eres de ellos. Son así de retorcidos. Un abrazo.

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