lunes, 28 de enero de 2013

La caridad, principio activo

La caridad, el principio activo del catolicismo, no otorga al desprendimiento rango de efecto secundario, sino que, por el contrario, es la evidencia de que se ha atajado la enfermedad. Pero no es eso lo que lo convierte en único. La característica que lo diferencia de otras religiones también vinculadas a la generosidad es que no te parte la boca para obligarte a ingerir la Palabra por vía oral ni te hace sangre para suministrarte la de Cristo por vía intravenosa.
El catolicismo es una doctrina expansiva porque el amor es expansivo. Una caricia no corta como un cuchillo. En Mali un hombre al que han dejado manco da gracias porque los fundamentalistas islámicos se han conformado con arrancarle el dedo corazón en vez de la  niña de sus ojos. Sólo le han quitado del tacto. Es de prever que no diga tanto gusto cuando le presenten a un talibán, pero por lo menos le han dejado la posibilidad de poder pegar la hebra en televisión. Se ven que tenían el día bueno.
La paz es otra cosa. La paz es la huella de Dios en el corazón del hombre, los barandilla del camino, la verdad y la vida. Esa es la enseñanza del cristianismo. Esa es su fortaleza. Lo que no significa que sea una religión placebo, no es calmante vitaminado con pila bautismal, no es yoga con señal de la cruz, no es energía positiva, sino luz de luz.

2 comentarios:

  1. Ayer no me dejó internet comentar,pero el que la sigue,la consigue.¿Se puede añadir algo a lo ya dicho?. Siempre se puede poner una gota más de agua en el océano. El cristianismo te remueve, convirtiendo la vieja ropa del alma en ropa al menos limpia...
    Un abrazo,Javier.

    ResponderEliminar