domingo, 31 de marzo de 2013

Otra vez Munilla, otra vez Valenciano

Nosotras parimos, nosotras decidimos es la muletilla que emplean las que cojean del pie izquierdo desde que nacen. La frase, variante con tumba de porque yo lo valgo, sintetiza la réplica de la dirigente socialista Elena Valenciano al obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, quien en la homilía del Viernes Santo ha calificado la masacre del aborto como un holocausto silencioso, lo que al relacionar el vientre materno con la cámara de gas es un modo preciso de definir el crimen de estado de buena esperanza.
Si la madre de Elena Valenciano le hubiera salido a la hija tal vez el número dos del PSOE tendría la piel áspera en vez de cutis femenino. Pero la madre, a Dios gracias, no le salió a la hija, de modo que parió una niña que hizo carrera en política, desde la que intenta que otras mujeres no alumbren niñas que se llamen Elena, hagan carrera en política e intenten que otras mujeres no tengan a su vez niñas que se llamen Elena y hagan carrera en política.
La tesis de Valenciano convierte a la placenta en cárcel de máxima inseguridad y al útero en corredor de la muerte. Frente a este modo de pensar, la Iglesia católica plantea que el feto salga a tomar el aire. No creo yo que sea una postura integrista, pero doña Elena dice que sí y le reprocha a Munilla que hable sin tener ni idea de embarazos no deseados. Pues chica, puede que los tenga, a través del sacramento de la confesión, lo que nos lleva a otra conclusión: es Valenciano la que no sabe nada de curas.

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