lunes, 11 de marzo de 2013

Apadrina un cónclave

He intentado sin éxito apadrinar a un cardenal, así que estará de Dios que apadrine a un Papa. Puesto que internet me la ha jugado, rezaré por todos los participantes del cónclave en lugar de hacerlo de manera específica por, pongo por caso, el arzobispo de Nueva York, quien si sigue la máxima de Santo Tomás Moro de tomarse con humor lo más sagrado no es para burlarse de la Gracia sino para agradecerle el don de la risa.
Dice el buen hombre que su madre es la única que apuesta por él para conseguir la cátedra de San Pedro. Y no parece que le entristezca en exceso la posibilidad de que tenga que regresar a oficiar misa en cualquier parroquia de la cuarenta y tres esquina con la quinta en lugar de hacerlo en la basílica de San Pedro. En realidad, lo que según parece preocupa a muchos de los electores es que salgan elegidos porque saben que desde ese momento su vida será cruz de cruz y luz de luz.
Pero cónclave no significa matadero en latín. La felicidad va por dentro. La exhortación de Jesús a perder la vida por Él no es una invitación a suicidarse por amor. Todo lo contrario: es Él quien murió por nosotros. De modo que para interpretar correctamente sus palabras hay que entender antes que la vida eterna, más que un regalo a título póstumo por haberse portado bien, es la consecuencia del encuentro de dos corazones. Uno de ellos sagrado.

2 comentarios:

  1. Ya que citas a Sto.Tomás Moro,también pondría a los cardenales bajo la protección de otro apóstol de la alegría,S.Felipe Neri,que rechazó suavemente la invitación de su buen amigo Ignacio de Loyola para entrar en la Compañía de Jesús diciendo que era "demasiada Compañía para tan poco cura",y siguió viviendo con su sotana remendada y raída.
    Seguir al Señor es cuestión de fe,pero añadiría,también de Ética y de Estética,virtudes que adornan a algunos seres humanos.
    Fe es amor,ética es honradez,y estética es humilde sencillez. (Yo creo que nadie debería llamarse príncipe cuando el crucificado es rey...)
    Un abrazo,Javier,gracias por tus siempre amables palabras y buen día.

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  2. El buen humor, seña de identidad del catolicismo, lo proporciona Dios. Un abrazo.

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