domingo, 10 de marzo de 2013

La paloma y el halcón

Como el Espíritu Santo no es una idea desechable de los que tienen la cabeza a pájaros, sino el aleteo concreto de la fe, nos exige a los cuerdos zafarrancho antes de emprender el vuelo: poner la casa en orden, hacer limpieza, sacarle brillo al alma. En resumen, estar en vela y en activo porque no sabemos ni el día ni la hora.
Nada que ver con la filosofía de la calma. El Paráclito no es el maestro zen que pregunta al pequeño si el saltamontes está en la mano que se mueve o en su imaginación. El Espíritu es la llave maestra que abre la puerta del reino, el carril bici de la santidad, la tercera persona e incluso, para los conversos, la segunda oportunidad.
Además, es también el embajador del cielo que a partir del 12 de marzo intervendrá en El Vaticano para que los cardenales acierten en la elección del nuevo padre de la Iglesia. Ya le gustaría al laicismo que se extraviara por el camino para que no proponga a un pontífice duro, que es lo que temen los que no tienen temor de Dios.  Al sugerir que la blanca paloma elegirá como Papa a un halcón revelan que desconocen el carácter herbívoro que el Hijo confirió a Pedro: apacienta mis ovejas.

2 comentarios:

  1. El Espíritu de Dios no suele manifestarse como un tornado,sino como viento suave que refresca el alma,o como agua que calma la sed,o como alegría que invade lentamente el alma,porque el Espíritu de Dios no es un chute de droga,sino pan caliente para el alma y el cuerpo. Sí,es nutriente hasta cuando parece que no puedes más.
    Jesús dice aquello de venid a mí los que estéis cansados...
    No habla ni una palabra de una maratón con codazos. Vamos,al menos yo no lo he leído.
    Buen domingo,Javier.

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  2. Utilizas unas expresiones que nacen de la paz. Enhorabuena. Un abrazo.

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