De modo que la capilla Sixtina es el marco idóneo para que los
cardenales elijan al próximo Papa, al que algunos, tal vez para acabar con la
falacia de que Méjico está lejos de Dios, vaticinan de América, origen por
cierto de boleros como Lo dudo, lo dudo, lo dudo y quizás, quizás, quizás. Lo que es seguro es
que la obra más hermosa jamás pintada oficiará de techo para los que siguen el
dictado de las alturas.
En la bajura, mientras tanto, lo de siempre: un sistema que
cuestiona lo más sagrado para confundir al rebaño. Hay que aclarar que el
laicismo no da mordiscos a la manzana de Eva porque quiera parecerse a Dios
sino para sembrar discordia, la pariente cultivada de la cizaña, en la
comunidad católica, donde intenta sin éxito que no sepan lo que quieren los que aman
hasta el extremo.
La verdad es que ponerle peros al Creador es,además de inútil,hacer de Dios un visir al que se mueve según nuestros dictados.Mala opción.
ResponderEliminarLos que intentan adorar al becerro de oro lo van a seguir intentando,amigo Javier(es una delicia diaria leer tus reflexiones):el tema está en que el pueblo de la Nueva Alianza de Cristo vivo no se deje embaucar por la purpurina existiendo el ascua purificadora de la cual habla S.Juan en el Apocalipsis,o más sencillo aún,el "mujer,dame agua" del Señor a una samaritana algo ligera de cascos que nos representa a todos.
Un abrazo.
La presencia de Dios en nuestras es vidas es lo que las convierte en únicas. A mí su proximidad me alegra tanto que no entiendo que haya quienes le nieguen el saludo y intenten que otros los imiten. Un abrazo.
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