sábado, 25 de enero de 2014

Jesucristo y el Congreso

La clase política utiliza las frases de Jesucristo como mis amigos el Ibuprofeno, lo mismo para una cefalea que para una migraña, para un roto del sistema nervioso que para un descosido del tejido epitelial.  Sólo así se entiende que los máximos dirigentes de los dos principales partidos de España manosearan el Nuevo Testamento en el debate económico de la última sesión de control, donde Rubalcaba aludió al episodio del  centurión que tenía en nómina a un criado enfermo  y Rajoy al de la adúltera en trámites de lapidación, sin que a ninguno de los dos le importara ni la sintomatología del mayordomo ni la suerte de la chica.
La dirigencia política olvida que el Nuevo Testamento no es el programa electoral de Jesucristo, así que no es conveniente utilizarlo ni para asegurar que España va bien ni para afirmar que Europa empieza en los Pirineos. Rubalcaba y Rajoy son de otra opinión, por supuesto, pues el primero considera que fue la palabra de Draghi la que ha reducido la prima de riesgo mientras Rajoy asegura que en en rival coincide el pecado con la primera piedra, que es la que se tiran ambos.


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