miércoles, 24 de octubre de 2012

Del cielo y la gloria



La distancia que media entre la Divina Comedia y el Club del Chiste explica la imposibilidad de la crema de la intelectualidad de recubrir su obra con el cabello de ángel del catolicismo. La ecuación es simple: talento más fe igual a eternidad. Si entre el techo de la Capilla Sixtina y la cúpula de Barceló no hay color es porque mientras Miguel Ángel busca el cielo, Miquel sólo busca la gloria.  
Que, al no ser de este mundo, sólo admite aproximaciones sinceras. El Cristo de Velázquez está tan cerca de Dios que parece pintado del natural. Nada que ver con la pintura desnatada que caracteriza por lo general al arte moderno del que come la vieja escuela. La Última Cena es otro aperitivo celestial que, si se compara con la lata de sopa de Warhol, deja al norteamericano sin el postre de los quince minutos de fama.
El sentido de la trascendencia aporta un plus al arte religioso del que carece el de vanguardia, que únicamente otorga rango de Salvador a Dalí. Sus valedores consideran que así llega mejor al hombre de hoy, cuando no hay cuadro más contemporáneo que el de Jesús en la cruz. Quienes denostan la pintura pía por estar más próxima al ave del paraíso que al palomo cojo olvidan su carga social. Aunque Machín atisbara racismo acrílico, los querubines de Murillo acreditan que Dios creó a Mandela. 

3 comentarios:

  1. El que crea con amor y fe se esmera.Y su obra suele llenar tanto al autor como al que lo contempla y le sirve de oración.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón. Yo, al menos, intentó que Dios esté presente en lo que escribo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Me encanta el arte sacro, iglesias, catedrales, pintura, escultura, y un largo etc de ARTE relacionado con la iglesia. España es una nación rica en este tipo de arte y unos cuantos imbéciles se encargan de pisotear y denostar las maravillas que nos ofrece la "madre Igesia". Los españoles como siempre, casi nunca sabemos apreciar y salvaguardar lo que tenemos,....que pena madre.

    ResponderEliminar