viernes, 19 de octubre de 2012

Contrasentido en Mérida



San Agustín proponía en sus escritos creer para comprender y comprender para creer. Santo Tomás de Aquino también concilió fe y razón en su pensamiento. Nada que ver con el del estudiantado cerril que ha ocupado un colegio privado en Mérida para exigir por las bravas menos teología y más filosofía. Pues que se cumpla su deseo: a partir de mañana más Aristóteles y menos vivir a la buena de Dios.
Sólo si se tiene el encéfalo en punto muerto se entiende el atropello. Invadir por el margen izquierdo un colegio salesiano es como robar a Robin de los bosques para darle el dinero a los pobres: un contrasentido. A ver, mozuelos, atended: Don Bosco, el fundador de la congregación, dedicó su vida a la formación intelectual de críos sin recursos, a quienes cobijó, alimentó y educó ¿Entendido? El que haya captado el mensaje evangélico que levante la mano, pida excusas, borre la pintada presocrática y escriba cien veces en el encerado yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así. De descerebrado.
De otro modo no se entendería que además de eliminar la religión del plan de estudios la horda estudiantil pida también menos crucifijos y más trabajos fijos. La rima, aunque consonante, me parece cogida por los pelos, por lo que no habrá que tomarla al pie de la letra. En cualquier caso, como faltan sacerdotes, no estaría de más tener en cuenta la petición laboral de los alumnos. Sugiero que se les oferte que doblen la espalda en la viña del Señor, donde, como servir al prójimo requiere jornada completa, nunca se da de mano. Pero no creo que entren a por uvas.

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