sábado, 9 de noviembre de 2013

Caridad y solidaridad

El hombre caritativo es el que entrega 100 euros de su propio bolsillo al desconocido que los necesita urgentemente para pagar el alquiler. El político solidario es el que asegura al desconocido que llevará el caso de los arrendamientos al parlamento. Los solidarios aseguran  que dar limosna no soluciona el problema de la mendicidad. Los caritativos saben que con 50 céntimos nadie compra una chapata, pero también que el gesto visibiliza al que pide, dignifica al que aporta y retrata al que elude porque, aunque es triste pedir, más triste es no dar.
Una organización vinculada a la Iglesia católica, TeInvitoacenar.org, prepara en Madrid un festín navideño para 600 personas sin recursos. Habrá quien se la saque, pero esta iniciativa no tiene ningún punto de semejanza con  aquella de siente un pobre en su mesa que durante el desarrollismo convirtió a la clase alta española en anfitriona de los parias. Más que nada porque en esa ocasión el sombrero hongo no se humillaba ante la boina, sino que le hacía un favor de clase, al modo en que el día que le pilla de buenas lo hace el señorito al jornalero al que le dice que se tome la mañana libre. En esta ocasión, sin embargo, los anfitriones saben que lo importante no es la satisfacción del que invita, sino la generosidad del que recibe.





2 comentarios:

  1. Para mí,la caridad es hacer y hacerse,tal como señalas. Hacerle saber al prójimo que lo es aunque intente engañarte en ello(sólo se engañan a sí mismos).
    Un abrazo.

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  2. El prójimo somos también tú y yo. Un abrazo.

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