Mientras el que regala un pez comparte lo suyo, el que
enseña a pescar no garantiza al alumno aplicado que vaya a cenar, pero el
progresista considera que cumplir con su deber es señalar con el dedo los males
del mundo en lugar de atajarlos con el ejemplo, actitud que le permite vivir
cómodamente de los réditos que le proporciona su inversión en socialismo de
fachada en la casa común de la izquierda.
Para garantizarse el futuro, el progresista profesional utiliza
como arma a la poesía. Aunque
nunca ha pasado hambre, sugiere que la nana de la cebolla es el arranque de su
biografía y otorga a los cuatro muleros rango de primos lejanos para emparentar
con García Lorca. Además, enarbola la bandera de los descamisados sin tener en
cuenta que antes que Alfonso Guerra un villancico otorgaba categoría lírica al
remiendo. Por no hablar de la relación con los parias de la Virgen de los
Desamparados.
Es más de lo mismo,amigo Javier. Desde el despacho se ve muy bien la miseria del otro y se escriben libros muy sesudos.
ResponderEliminarAyudar a los palestinos es para muchos ponerse una "kefia" de Armani al cuello,como ser solidario con los saharauis es llevarles cine tres días al año,y suma y sigue.
Las mujeres de 70 años,los jubilados,los jóvenes que reparten comida en Cáritas,los misioneros,los curas de prisiones,las hermanas de los ancianos etc son el resplandor del Señor. Lo demás,querido amigo,hace tiempo que me deja bastante al pairo. Será por la edad y porque uno ya es un viejo "intento de discípulo torpe" del Maestro,que de vez en cuando mira para atrás por si me he caído al suelo,tender su mano y levantarme.
Buen día,Javier.
En cierto modo con su actitud nos ayudan. Basta que hagamos lo contrario para acertar. Un abrazo.
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