El tercer quebradero de cabeza nacional es la política,
algunos de cuyos representantes, por eso de tirar balones fuera, se dedican a
zaherir al cuerpo de Cristo, lo que, ya que hablamos del Resucitado, resulta
una incoherencia anatómico forense. En realidad es algo peor: una estrategia
pública sin sustento social que para
convertir a la solución en el problema vincula a Dios con Franco.
Los españoles, como acredita el CIS, no tienen ninguna
cuenta pendiente con la Iglesia, a la que agradecen sus desvelos espirituales y
la contribución a la causa de Cáritas, la mano invisible que al repartir lo que
tiene aplica el régimen de gananciales con quienes llevan todas las de perder.
De modo que es burdo e ineficaz relacionar al clero con un
cruzado que, puesto que impide sacar pecho por él, es menos de Plaitex que de la Falange. Tratan de
retratar a una Iglesia inmovilista cuando lo cierto es que eppur si mouve. Que es lo que más molesta a los que ideologicamente se creen el centro del universo.
Torticeramente,éstos progresistas de salón que ya comienzan " a sofocarme las oraciones" ligan a Franco con la Iglesia pero no ligan a Pol Pot con su progresía,ni a Stalin con las purgas, ni por supuesto al Gulag con Rusia ni a los Castro con la corrupción.
ResponderEliminarEl embudo de la Historia está pintado de rojo sectariamente,¡cuánto mejor le iría pintado del color del Nazareno!...
Un abrazo,Javier.
El morado no es el color del dolor, sino del perdón. Buen día.
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