La única mujer, María, presente en las oraciones de los cardenales, les parece escasa cuota femenina a los adalides de la igualdad de sexos, que, más o menos, exigen a la
jerarquía católica que recupere el espíritu de la transición que abanderó Suárez
para otorgar rango de normalidad a lo que a nivel de calle es normal.
Pero ¿qué es la normalidad? La normalidad, en idioma ladino, es el trampantojo retórico
que utiliza la progresía para generar determinada ilusión óptica en una sociedad tuerta de un ojo y ciega de otro a la que muestra al clero como un dechado de machismo. Y a la que omite que 600
millones de católicas validan la fumata blanca sin clamar al cielo.
Quienes no pertenezcan a una comunidad de vecinos mal servicio harán intentando organizar dicha comunidad,sus gastos servicios,horarios y gestión.
ResponderEliminarLo del "nosotras parimos,nosotras decidimos" queda "bien" para determinados sectores y grupos,pero choca con la comunidad eclesial,nosotros,donde María es Madre del Señor y Madre nuestra,las santas ocupan lugar preferente,no de floreros,las mártires podrían regar con su sangre campos enteros,las madres que han dado su vida por hijos que iban a nacer se cuentan por centenares...
De todo se puede opinar,pero no por soplar la flauta en el suelo se hace música,amigo Javier. Un abrazo.
Se hace música, pero mala. La mujer es uno de los pilares de la Iglesia. Un abrazo.
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