La crítica sorprende también por su arbitrariedad. Si algún derecho está
desarrollado en España es el de admisión. Intenten acceder sin invitación a cualquiera de las
charlas coloquio que inundan el territorio de norte a sur y de oeste a levante y entenderán por fin el significado de quedarse a la luna de valencia. A usted, que es facha, ya
mismo le dejan entrar en un acto de hermanamiento cómico musical entre los Castros y los Calatrava.
Y a usted, que es rojo, de momento le franquean la puerta de la sala en la que las juventudes
hitlerianas homenajean al antiguo régimen.
Y ahora vayamos al fondo. Si todos podemos hablar de fútbol sin aprobar el cursillo de
entrenador (yo mismo pondría a Falcao en la medular) no se entiende que los católicos no puedan hablar de sexo. Que la
progresía se eche unas risas a costa de los cursos parece indicar que todos los
laicos están licenciados en Kamasutra. Pero no hay tal. Y aunque lo hubiera. Existe
la creencia de que de sexo sólo pueden opinar los expertos en salto del tigre,
lo que, de primeras, impide hablar a El Cordobés, que no pasó del de la rana, y
de segundas a quienes dan brincos de alegría cuando a duras penas consiguen el beso de la
española. Con todo, hay que tener la cabeza cuadriculada para creer que sólo saben de sábanas los que hacen la cama redonda.
Según el laico diccionario de la pseudoprogresía,la definición de cristiano es:
ResponderEliminar"Sujeto creyente en un Dios de no probada existencia,que debe ser redimido de tales brujerías y atrasos ideológicos,tanto si quiere como si no quiere,que no debe opinar,sentir,pensar o vivir mientras no pase la depuración pertinente y vea la luz laica y el cual nos debe la vida y su existencia futura"...
Con estos presupuestos,amigo Javier,¡para qué entrar en más profundidades!.
Un abrazo.
Para qué. Un abrazo.
ResponderEliminar