Como quiera que la resignación cristiana no se deriva de la
pérdida de la esperanza, sino, antes bien, de la seguridad de que con Dios se
está en las mejores manos, no es la desesperación sino la gratitud la que guía
hacia el lugar bendito a los enfermos, que no otorgan a Jesucristo rango de
cirujano jefe sino de sanador de almas, pues, según sus propias palabras, es
más fácil curar en sábado que perdonar los pecados.
Esta frase es el punto de apoyo de quienes peregrinan a
Lourdes con la dolencia a cuestas. Cierto que los enfermos reciben también
apoyo de los no creyentes, pero tienen tan claro que una palmadita en la
espalda no suprime de golpe una escoliosis como que es importante creer para
que la terapia funcione. Si la fe mueve montañas, qué no hará con las piedras
de la vesícula.
Estuve en Lourdes en el 2009 si no recuerdo mal,con unos amigos.Vi de todo,dolor,esperanza,ánimo,caridad,apoyo moral.Otras cosas no me gustaron tanto,el comercio en torno al lugar,pero suelo prescindir de lo malo y centrarme en lo bueno.Me gustó el olor del lugar,posiblemente por el río que lo atraviesa.
ResponderEliminarSoy enfermo crónico de cierta gravedad(bastante,aunque no sea mortal,pasé por la Gruta,no toqué las paredes,no hice ningún gesto,simplemente le pedí a la Virgen fuerzas para llevar mi enfermedad y creo que la Santísima Virgen me lo ha concedido.
Un abrazo,Javier.
Otros van a Cuba. Peor para ellos. Un abrazo.
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