El rector, José
Carrillo, finge lavarse las manos, pero está dispuesto a
entregar la capilla a la horda, que en este caso pide por las buenas lo que exigió por las malas la tropa que reivindicó el nudismo ante la pila
bautismal cuando invadió en paños menores la de
Somosaguas. Carrillo le da la razón al preguntarse
si el lugar de culto es necesario en el ámbito público, que es el modo actualizado
de preguntar a Jesús si es el rey de los judíos, al objeto de expropiarle el templo cuando
responda que su reino no es de este mundo.
De prosperar el argumento habrá que despedirse de los
campanarios, adiós, cigüeña, adiós, pues las ciudades son también
aconfesionales, así que fuera pórticos. Si por esta gente fuera el que quiera
orar debería aprovechar que Dios es ubicuo para, puesto que está en su interior,
rezar sólo para sus adentros en lugar de hacerlo en la universidad. La pretensión es tanto más torticera cuanto que
pretende echar de la casa al que puso la primera piedra. Puede que no les
guste, pero el germen de la de Salamanca está ligado al catolicismo. Otros inventaron
el gulag.
Las personas se definen en sus actos:somos aquello que manifestamos,Javier.Unos,generosidad,otros,gusanera. ¡Hay gente pa to!,como diría el Guerra...
ResponderEliminarUn abrazo.
El secretario general de la Conferencia Episcopal se pregunta por qué el estado sí puede imponer su modelo ético. También me la hago yo.
ResponderEliminarPues porque el Estado,extrañamente,se arroga unas prerrogativas que nadie le ha dado.La sociedad la formamos los individuos y es así como se desarrolla.Tras la Revolución francesa,menos idílica de lo que se cuenta,el Estado es el controlador de todo.Adoctrinan aquellos que nos acusan de adoctrinar. ¡Cómo dijo mi paisano Trillo: Manda huevos!...
ResponderEliminarUn abrazo nuevamente.