Que viene el Kiko

A Rouco Valera, que es gallego, le caería la del pulpo a feira si criticara que en la fiesta minera de Rodiezmo lleve la voz cantante Alfonso Guerra en vez de Antonio Molina, cuya vinculación al pico y barrena es mayor por mucho que el ex vicepresidente socialista dinamitara el estado de derecho al acabar con la independencia de los tres poderes. Pero el arzobispo de Madrid debería de hacerlo, ahora que el cuarto izquierda le critica por permitir que en el preámbulo de la misa de las familias Kiko Argüello oficiara de telonero del coro celestial.  

El derecho de réplica propicia además al presidente de la conferencia episcopal la oportunidad de pedir la retirada de determinados articulistas de los medios que quieren partirle por la mitad. Pero no lo hará. Primero, por caridad cristiana. Y segundo porque la Iglesia no tiene los derechos de autor del nihil obstat, que es ahora prerrogativa de la progresía, lo que lleva a meterse donde no le llaman para pedir veto a según quienes, entre los que se encuentra el fundador del Camino Neocatecumenal, a quien vinculan al ala más conservadora del Espíritu Santo.

La progresía maneja conceptos llave para entrar en casas ajenas. La modernidad, que es uno de ellos, le lleva a pedir el veto para quienes consideran fósiles de la cristiandad. Y la multiculturalidad, que es otro, le permite aconsejar a la Iglesia que se abra a la pluralidad. Si por ella fuera convertirían la Eucaristía en una charla coloquio.