Aunque la corazonada es la intuición del amor, la teología
prescinde de ella para asentar la certeza de Dios, que es menos búsqueda que
encuentro. Precisamente, el santo de Aquino dejó inconclusa su gran obra porque
una experiencia mística le puso los pies en la tierra, a imitación de lo que
ocurrió a San Agustín cuando, mientras meditaba cómo descifrar el misterio de
Jesús trino, un niño le dijo que si quería resultados mejor intentara meter el
agua del mar en un minúsculo agujero. Más difícil que un hoyo en uno.
Otra cosa es sentirlo. Aunque les pese a los descreídos, la Santísima Trinidad
no es una amalgama de cuerpo, alas y cielo porque Jesús no es un Ícaro con parábolas,
sino la expresión divina de la redención del hombre. Sentir el Espíritu es
comprender al Padre y entender que el hijo no es la piedra filosofal sino la que desecharon
los arquitectos. Que no hay en él magia, sino milagro.
La fe es un regalo,ella nos hace andar con el amor en la alforja y,cuando cansados de trabajar te paras a descansar,la razón es como un buen libro que te ilustra o un café que te despierta.
ResponderEliminarBuen día de S.Valero,patrón de Zaragoza.
Un regalo y un café. Preciosa comparación. Buen día.
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