La organización considera que Jesús se refería a esto cuando
en ocasión memorable, allá por el treinta y tantos de nuestra era, pidió a los
apóstoles que aportaran a la multitud desfallecida el hidrato de carbono de la fe a través
del pan consagrado. A imitación del maestro, Manos Unidas evangeliza con el
ejemplo, pues sigue la línea continua que enlaza predicar con dar trigo. De ahí
que gaste el dinero en proyectos agrícolas sobre el terreno en lugar de
limitarse a pedir desde la lejanía cereal para todos.
Y quien dice campo, dice canalizaciones que la organización ha
construido para aquellos que a fuerza de carecer de agua potable tenían una
relación meramente mitológica con el grifo. Ese que, por cierto, en el ámbito
de la financiación se ha cortado para nosotros. Ahora que España vuelve a ser
país emergente se entiende mejor la labor de Manos Unidas. Y de la Iglesia. No me cabe
duda de que si un día retornamos a la cartilla de racionamiento los primeros
que nos tendrán en cuenta son los que leen el libro de los Números.
Caridad es lo que sale del corazón,charitas,pero como ahora no se entienden los latines le llaman solidaridad,compromiso y algunas definiciones más vacías de contenido que un cartón de leche agotado. Sigo pensando que la parábola del samaritano tiene la misma vigencia que hace dos mil años,Javier.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy totalmente de acuerdo. Buen día.
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