Juan Arias firma en El País un panegírico trampa en el destaca
que el Papa Francisco lleva adherida la esencia del Cristo, al que califica de
profeta para omitir su relación con el Padre. Aunque trufe el artículo de elogios al Vicario, el autor no pierde
nunca de vista su cometido, propio del laicismo, que es despojar al catolicismo
de su principal seña de identidad para reducir el papel de la Iglesia universal al de una multinacional
del bien.
El propio Pontífice ha advertido de que la Iglesia corre el
riesgo de convertirse en ONG con tendencia a la generosidad si prescinde de
Jesucristo, cuyo mensaje aclara que es preceptivo amar al prójimo para amar a Dios y
esencial amar a Dios sobre todas las cosas. Los que no lo entienden así
pretenden que se confunda a la bandera discutida con el día de la banderita.
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