Desde aquel disparo en la nuca todos somos el que sufre, lo
que permite a los tramposos aprovecharse de la buena fe de las gentes para
colar felino por liebre, Gato Pérez por conejo de la Loles. Ha pasado con Beatriz,
la joven embarazada de un niño sin cerebro pero con Dios, convertida en la excusa perfecta
del feminismo radical para pedir la catalogación del aborto como derecho
universal. Dicen que la muerte viene de frente, pero a la vista está que
siempre busca atajos. Y excusas.
El dolor del sufriente siempre es solitario mientras que nadie sufra con él o comparta con el que sufre ese dolor.
ResponderEliminarEs fácil ponerse un pañuelo palestino o considerarse tal o cual líder mundial con una camiseta.
Los verdaderos hermanos comparten,más de una vez,o casi siempre,sin hacerse notar...
Un abrazo,Javier.