La fotografía del retorno del Papa en autobús a El Vaticano
después de una tanda de ejercicios espirituales desprende tal gozo que parece
que Francisco y el resto de clero están a punto de entonar para ser conductor
de primera. Sentado en primera fila, con sonrisa de sobremesa, Francisco se
asemeja a un jefe de estudios de seminario menor que retorna exultante de una
excursión por la viña del Señor con la chiquillada.
Esta imagen está para mí por encima de otras, más
impactantes, que tienen también a Francisco como protagonista. Básicamente
porque refleja como pocas la alegría del Evangelio, su lema para el pontificado.
La imagen es comparable a la de su primer saludo con Benedicto XVI en la que
quedaba también enmarcado el secretario Gänswein como tercero en concordia. La
del autobús es una fotografía de curas felices, como recién salidos de la
confesión, que es, por lo que limpia, la ducha del alma.
Pues después del ora que vayan al labora,amigo Javier. Es bueno aplicar los frutos de los EE y que produzcan ciento por uno.
ResponderEliminarUn abrazo.