El calor de hogar tiene más relación con el saco de dormir
que el padre regala al hijo adolescente que con la utilización de fetos para
regular el termostato de la sala de espera. Como eso lo sabe cualquiera con un
mínimo de sensibilidad, la utilización de niños a modo de materia prima para la
combustión ha escandalizado a parte de la buena sociedad continental, pero para mí que el
escándalo estriba en el número más que en el uso porque es el número y no el
uso el que denota la magnitud de la demencia senil que en cuestión de moral aqueja a la vieja Europa.
viernes, 28 de marzo de 2014
El feto y la biomasa
Considerar que el embrión no forma parte del ciclo vital lleva
a algunos a utilizar los fetos para producir biomasa en lugar de darles un entierro
digno. Así ha sucedido en varios hospitales del Reino Unido, donde, según una
investigación periodística, más de 15.000 niños abortados han sido utilizados como
combustible para avivar la calefacción central, lo que, si bien sirve para
reducir el coste energético, es tan reprobable como utilizar las cenizas del
abuelo para la barbacoa en vez de esparcirlas por el huerto.
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Está comprobado que el hombre del Neandethal cuidaba a sus enfermos(pruebas hay). Lo de esos hospitales británicos no tiene nombre, o sí,mundo deshumanizado.
ResponderEliminarUn abrazo.
El retorno al humanismo es cosa nuestra. Un abrazo.
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