El progresismo apoya a Médicos sin fronteras, pero
circunscribe a su propia herida el ámbito de actuación del Betadine. El
progresismo propugna la erradicación de la pobreza, pero ignora la mano del
pobre que pide limosna. Y no porque crea que se gastará el euro en vino, sino
porque entiende que dar un pez a un hambriento es aplazar el hambre un solo
día. El progresista, huelga decirlo, cree en el dinero porque no cree en Dios,
lo que impide entender la función redentora del desprendimiento.
lunes, 17 de marzo de 2014
Caridad progresista
El apoyo ideológico del progresismo, indoloro para el
donante, es la antítesis de la definición que el Papa hace de la caridad. Francisco
desconfía de la limosna que se da sin coste adicional, sin ganas, al modo en que da los buenos días quien entra en el ascensor de un
edificio público. Pero el progresismo no llega siquiera a eso. El progresismo
es el hombre que, en el ascensor, mira hacia arriba o hacia abajo para no
cruzar los ojos con el prójimo, de manera que si el prójimo pide ayuda le sugiere que abandone el semisótano, pero no le propone compartir el ático.
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La caridad(Charitas,que sale del corazón...)es distinta a ese progreso de presión que ejercen muchos. La caridad acompaña,estimula,soporta,corrige,pero esencialmente se dirige a cada persona individualmente,a Pedro, Rosa,Hassan,Lui-sin o al prójimo desconocido que mira sin hablar. Un abrazo.
ResponderEliminarCaridad es un nombre católico. Les guste o no. Un abrazo.
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