El zorro, sin embargo, no cree en milagros, lo que le
incapacita para entender a la Iglesia, que es, en esencia, fe. Sin ella no hay montaña que se mueva. Sin ella está escrito un artículo de opinión publicado en El País cuyo autor advierte a la
Iglesia de que si no se moderniza se deslizará hacia un banal populismo. Ni que
decir tiene que el empecinamiento del ateísmo en aconsejar a la Iglesia por el bien
de ésta se deriva de la astucia del zorro, así que consuela saber que el criterio del racimo
no es de este mundo.
jueves, 27 de marzo de 2014
El criterio del racimo
La del zorro y las uvas es una fábula inconclusa porque no
refleja el criterio del racimo. El criterio del racimo es básico para comprender
la moraleja de la fábula si se tiene en cuenta que la renuncia del zorro a las moscateles
tiene más relación con su incapacidad para trepar que con la altura de la vid. De modo que si el racimo,
Dios, propone el esfuerzo de la cruz para alcanzar la santidad lo que hay que hacer no es pretextar
que las uvas están verdes para criticar el sabor del vino, sino pedir el
acompañamiento de Jesús hasta Caná.
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No acaban de entender,porque no quieren,aquello de "Mi reino no es de este mundo",ni tampoco "vino al mundo y los suyos no lo reconocieron". Un abrazo.
ResponderEliminarNo acaban de entender, no. Pero nosotros sí. Un abrazo.
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